lunes, 26 de noviembre de 2012

Innovando en el consumo. Panorama y potencialidades. (ST-21)

Luis González, dentro de que un cambio en el consumo es un reto colectivo, habla de cinco mitos a tener en cuenta para lograrlo: El primero de ellos es el mito de la ciencia y tecnología, en el que señala la falta de una visión sistémica, (estudio de las partes y no del todo), del servicio del mercado (quién financia qué), la ley de rendimientos decrecientes, y la incertidumbre insalvable acerca de la información deficiente (influencia de qué investiga el ser humano); el segundo mito es de la desmaterialización o el desacoplamiento, donde destaca que “no sólo cada vez consumimos más, sino que además apostamos por lo menos sostenible”; el tercer mito es el de la eficiencia, lo que viene a decir si seremos capaces de sostenernos a los niveles de consumo gracias a aumentar la eficiencia del propio consumo, mediante las energías renovables, y destaca que las medidas eficientistas son insuficientes; El cuarto de los mitos, es el de la mejora de los indicadores ambientales, donde destaca la importante relación entre las emisiones de CO2 y el consumo; Y por último, el quinto, es el mito de la justicia social, el que afirma que la necesidad de crecer para satisfacer las necesidades de todos es falso. 

A continuación, Álvaro Porro, habló sobre transformar nuestro futuro, y comienza remarcando dos brechas fundamentales: el de la opción moral a la disposición al cambio, en la que afirma la existencia de una crítica moral al consumismo, pero también una poco disposición de la gente al cambio, donde destaca que “la crisis ecológica se percibe como algo muy lejano”; y el de las declaraciones a las políticas/actos, donde la transformación de los estilos de vida y consumo requieren cambios profundos y transversales en las estructuras económicas, sociales y políticas. Además, considera cuatro anclajes para el cambio: 1. Las instituciones públicas, que han de tener determinación y coherencia; 2. Comunicación, sensibilización y también incentivos económicos; 3. No es sólo medioambiente, es equidad y democracia; y 4. Articulación colectiva y bien común. 

Después, Carlos Ballesteros habla sobre el panorama de la financiación ética y alternativa en España, dando a conocer exactamente qué es un crédito, para qué sirve, para quién es, en qué condiciones es ofrecido y por quién, asignando a cada pregunta un tipo de legitimidad como respuesta (ética, social, relacional y organizacional, respectivamente) y plantea dos iniciativas: el ahorro de proximidad y la banca ética, donde el dinero puede poseerse de distintas maneras, transformándolo hacia una justicia social. 

Le sigue Adolfo Antón, que presenta Som Energia, una cooperativa de producción y consumo de energía verde, cuyos objetivos son ser un movimiento social, generar una demanda de emergía sostenible neta y local, y aumentar la producción de energías renovables. Propone, para ello, ser una herramienta activa, consumir energía verde, realizar proyectos energéticos para lograr un balance 0 y un servicio integral. 

Charo Morón habla sobre alternativas autogestionadas como son los proyectos de autogestión y los grupos de consumo agroecológicos. Además. Bajo esta misma estructura organizativa, se encuentran las cooperativas unitarias agroecológicas (unión de productores, consumidores y distribuidores, y propiedad y gestión colectiva de los medios de producción). Menciona también las tiendas-cooperativas asociativas, donde destaca que 30.000 personas en España las usan para alimentarse; los huertos y jardines urbanos, de ocio, comunitarios, escalares, en terrazas…; de los bancos de tiempo (intercambio de tiempo en vez de dinero); de ciudades de transición; y de alternativas de reutilización (intercambio de cosas, mercadillos-cooperativas). 

Por último, Jordi Via habla del Mercado Social y su objetivo estratégico para la economía social y solidaria. Destaca la práctica de la transformación social: recupera la dimensión humana de la economía; formas de organización y sociabilidad no capitalistas; y valores alternativos. Habla, al final, que el mercado social es una red estable de intercambio de bienes y servicios, cuyo objetivos son desconectar la economía solidaria del capitalismo tanto como sea posible y la viabilidad socioeconómica de los emprendimientos solidarios, destacando que “el mercado social solo puede crecer si logra generar ventajas para sus participantes”. 

La conclusión que se llega en esta sesión técnica, ya dentro del debate posterior en el que se resuelven dudas y se comentas ejemplos prácticos del tema tratado, la comunica Concepción Piñeiro, y es que “la manera de afrontar la multicrisis es pensar de manera compleja y actuar de manera sencilla.

LAURA FERNÁNDEZ

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