La pérdida de especies, tanto de animales como de plantas, se ha producido numerosas veces a lo largo de la historia. Sin embargo, desde el siglo XVI, la expansión cultural, la introducción de técnicas agrícolas y los avances tecnológicos en general, han tenido como consecuencia importantes cambios ambientales (por ejemplo el cambio climático), además de las perturbaciones, la introducción de especies exóticas o la vulnerabilidad de las especies. Todo esto afecta negativamente a la diversidad biológica, impulsando la pérdida de especies a ritmos mucho mayores.
La pérdida de biodiversidad tiene consecuencias sobre las propias especies, así como sobre los ecosistemas ya que puede suponer la pérdida de funcionalidad/servicios de los mismos.
El cambio climático está afectando a la diversidad de especies en todo el mundo, especialmente a algunas especies de aves migratorias. Este tipo de aves son desplazadas de sus rutas por perturbaciones, como por ejemplo tormentas, lo que hace que se encuentren en lugares equivocados e intenten sobrevivir allí donde llegan.
Otra de las causas importantes de este problema, es la introducción de especies exóticas invasoras (EEI). Estas especies son siempre introducidas por el hombre, y suponen un agente de cambio y amenaza para la biodiversidad nativa.
Hay que tener en cuenta, que no todas las especies exóticas que se transportan sobreviven, no todas las que consiguen llegar se asientan, y no todas las que se asientan son invasoras, incluso pueden ser beneficiosas. Pero las invasoras suponen un gran impacto, afectando a los genes, los individuos, las poblaciones, las comunidades y los ecosistemas. Además, la introducción de EEI provoca pérdidas económicas en el intento de su prevención o de la mitigación de las ya introducidas. Se estiman unas pérdidas de 12.000 millones de euros al año, o lo que es lo mismo, 24.000 euros cada minuto. También tienen consecuencias sanitarias, como agentes agresivos o su actuación como vectores de enfermedades.
En España, aunque se han realizado avances en la lucha contra las EEI, sigue habiendo un escaso desarrollo de políticas de prevención.
Tratando el tema desde un punto de vista geográfico, debemos tener en cuenta que España se considera uno de los grandes países en la Europa de la biodiversidad. Solo en la región del Mediterráneo hay alrededor de 25.000 especies vegetales únicas, es decir, cuatro veces el número de especies endémicas en toda Europa, según datos de la UICN, y en la zona del Parque Regional del Sureste (Madrid), se encuentra el mayor número de especies descritas de toda Europa. Sin embargo, hay que destacar que la poca acción y preocupación nivel regional o municipal provoca que muchas especies se encuentren en peligro de extinción fomentado por la falta de inventarios extensos sobre las especies que podemos encontrar tanto a nivel nacional, regional y municipal.
Con todo lo anterior indicar que las medidas a tomar son: la realización de catálogos completos de biodiversidad animal y vegetal a escala municipal, la posterior identificación del estado de conservación de las comunidades, poblaciones y especies y sistemas de gestión y prevención.
Laura Álvarez Ledo
Erica Nicolás Santana
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